lunes, 2 de mayo de 2011

OBRAS NARRATIVAS


Fabula
El águila y el escarabajo
Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, suplicándole que le salvara.  
Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.
Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos.
Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tiró por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen huevos en la época en que salen a volar los escarabajos.
Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.
Relato
El 28 de febrero de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación del
destructor "Caldas", de la marina de guerra de Colombia, hablan caído al agua y
desaparecido a causa de una tormenta en el mar Caribe. La nave viajaba desde Mobile,
Estados Unidos, donde había sido sometida a reparaciones, hacia el puerto colombiano de
Cartagena, a donde llegó sin retraso dos horas después de la tragedia. La búsqueda de los
náufragos se inició de inmediato, con la colaboración de las fuerzas norteamericanas del
Canal de Panamá. que hacen oficios de control militar y otras obras de caridad en del sur
del Caribe. Al cabo de cuatro días se desistió de la búsqueda, y los marineros perdidos
fueron declarados oficialmente muertos. Una semana más tarde, sin embargo, uno de ellos
apareció moribundo en una playa desierta del norte de Colombia, después de permanecer
diez días sin comer ni beber en una balsa a la deriva. Se llamaba Luis Alejandro Velasco.
Este libro es la reconstrucción periodística de lo que él me contó, tal como fue publicada un
mes después del desastre por el diario El Espectador de Bogotá.
Cuento
Había una vez un duende que vivía en una seta de chocolate del bosque. Cerca de su casa pasaba un río de aguas azules y transparentes. Todas las mañanas el duende atravesaba el río para comprar comida en el mercado del bosque. Le gustaba mucho hablar con sus amigos, el oso carnicero, la nutria pescadera y el lobo panadero.
Un día el duende conoció a un nuevo animal del bosque que había viajado mucho por todo el mundo, era un búho muy sabio.
El duende y el búho se hicieron muy amigos y todos los días se reunían en la casa de chocolate para jugar al ajedrez. 

Y colorín colorado este cuento se ha acabado, si quieres que te lo cuente otra vez cierra los ojos y cuenta hasta tres.
Leyenda
Los cuatros sacerdotes aguardaban espectantes.
Sus ojillos vivaces iban del cielo estrellado en donde señoreaba la gran luna blanca, al espejo argentino del lago de Texcoco, en donde las bandadas de patos silenciosos bajaban en busca de los gordos ajolotes.
Después confrontaban el movimiento de las constelaciones estelares para determinar la hora, con sus profundos conocimientos de la astronomía.
De pronto estalló el grito....
Era un alarido lastimoso, hiriente, sobrecogedor. Un sonido agudo como escapado de la garganta de una mujer en agonía. El grito se fue extendiendo sobre el agua, rebotando contra los montes y enroscándose en las alfardas y en los taludes de los templos, rebotó en el Gran Teocali dedicado al Dios Huitzilopochtli, que comenzara a construir Tizoc en 1481 para terminarlo Ahuizotl en 1502 si las crónicas antiguas han sido bien interpretadas y parecio quedar flotando en el maravilloso palacio del entonces Emperador Moctezuma Xocoyótzin.
-- Es Cihuacoatl! -- exclamó el más viejo de los cuatro sacerdotes que aguardaban el portento.
-- La Diosa ha salido de las aguas y bajado de la montaña para prevenirnos nuevamente --, agregó el otro interrogador de las estrellas y la noche.
Novela
LA GITANILLA:
Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: Nacen de padres ladrones, estudian para ladrones, y finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo, y la gana de hurtar y el hurtar son en ellos como accidentes inseparables, que no se quitan sino con la muerte. Una vieja gitana, moza en sus tiempos cría a una muchacha en nombre de nieta suya a quien dio como nombre Preciosa, la más hermosa y discreta gitana entre todas las doncellas que se califican de igual forma, única al bailar y única al callar. Era simplemente magnífica en su estilo a quien si no ser nacida en prendas de gitana, bien diríamos que era de mayores prendas. Desenvuelta al cantar (rica en villancicos, coplas, versos, especialmente de romance) y respetada como ninguna. Su abuela echo a ver las virtudes de la muchacha y bien, ensañarle a vivir y enriquecer con este su caudal era lo propuesto. Pues bien, al cumplir 15 años nuestra protagonista fue llevada a los campos de Santa Bárbara, la primera entrada que hizo esta. fue en Madrid, en un día de Santa Ana, con una danza de ocho gitanas donde ella participaba, el papel de su hermosura en Preciosa fue tal que solo con pasar enamoraba los ojos de quien estuviere allí, hasta de rumores atrevidos, de alabanza, suscitaron. Al ejecutar la mejor danza en la iglesia de Santa María esta coge una sonajas y dando suaves movimientos entona un romance, a quienes hizo asombrar a aquellos que tenían la osadía de escuchar. Después de 15 días llega con su abuela putativa bailando a la sombra de la calle de Toledo, donde se ganó unos cuantos cuartos entonando un romance de Nuestra Señora de Margarita; escuchan aquel romance unas doscientas personas en las cuales se encontraba el teniente de la villa quien manda un paje suyo a pedir que fueren a su casa al anochecer, la mujer acepto. Se acerca un paje a Preciosa y pide que entone unos romances que la moldearan y la harán la mejor romancera del mundo; esta accede y hace un hecho el cantar un romance. Unos Caballeros piden a la gitanas acercarse, estas aprueban con recelo. El caballero del hábito toma el romance y lo da como charla, la gitanilla con respeto y discreción hizo saber su valor, fue leído en voz alta y discutido por la gitanilla, pues en pobre acaba el ultimo verso. Llega la noche y con esta la visita al teniente y canta una bienaventuranza por un dedal de plata a la doncella, al teniente y su doña Clara y a la vecinas. Aunque aquel halla suscitado promesas y desvergüenzas.


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